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A destiempo; pero a veces es bueno recordar. El recuerdo en la memoria, no tiene por que ser borrado por que la noticia haya caducado. Quizás por ello, la historia se puede repetir pero no volver hacia atrás. La memoria sigue presente.
Lamento reconocer o admitir haberme cobijado bajo el manto de la pasividad en todo lo concierne o atañe a esa Isla que fue desvastada por un terremoto. Cierta indolencia y quietud ante la catástrofe pero no así ante la pérdida de vidas humanas.
Me explicare:
Haití tiene el “honor” de engrosar la lista de uno de los Países mas pobres del mundo.
Su status social equidista entre la miseria y la indigencia. Dejar la miseria para subir un peldaño y ocupar la pobreza, ya es un logro importante en su entorno social.
La rapiña, el despojo ajeno, el saqueo colectivo y el enriquecimiento de sus gobernantes, forma parte del paisaje cultural del país y patrimonio de las comunidades y aledaños más desprotegidos y resignado.
Esto ya lo sabían las naciones cuyo status y empeño seria de pasar de País rico a País en la opulencia. Naciones sometiendo al más completo olvido a la pequeña isla quizás apelando a cierta profecía pseudo-bíblica de que cada uno tiene lo que la Diosa Naturaleza le envía. Ha tenido que ser precisamente esa Diosa, la encargada de que todo el mundo “conozca” la isla. Países con peso específico en el circo mundial, hacían sus envíos de medicina, alimentación y recursos humanos siempre y cuando en los mismos figurara la bandera de la nación emisora. Conciertos de música. Cuentas Corrientes en Bancos y apoyos financieros para estructurar de nuevo la isla. Quizás para convertir la misma en una segunda Hawai o quizás en el colmo de cinismo e hipocresía de los Gobiernos foráneo pensando que ellos ya han cumplido y ahora toca el olvido. Ahora a esperar otra tragedia similar en los 173 Países subdesarrollados muy proclive a tener tanta “fortuna y suerte” como Haití.
Uno de ellos podía ser otra Isla; pero la misma no esta rodeada de agua sino de arena.
La Republica Democrática del Sahara Occidental, lleva desde 1.975 esperando otro terremoto al que llamarían Marruecos para convertirles en súbditos; por lo tanto en vasallos. El Simún marroquí campea sobre sus cabezas mientras el Pro-colonialista Peter van Valsum da tiempo al tiempo para que el Proceso de Autodeterminación del Sahara Occidental se convierta en una “Fata Morgana” o lo que es lo mismo: un espejismo en el desierto.
España observa con cierta indiferencia todo este proceso de forma de que un gesto de apoyo sibilino, un acercamiento soslayado, no sea mal interpretado por el molesto e incomodo amigo marroquí. Así tenemos que la RASD solo es reconocida por 82 Países de peso e influencia mínima decisorios en el panorama mundial.
Aislados e incomprendidos, miran de reojo hacia el sur y se encuentra una Mauritania que hace años se lavo las manos dejando la solución a los Foros Internacionales.
Giran su vista hacia el norte y se encuentran las reminiscencias que dejo la Marcha Verde y sus recalcitrantes verdugos A su espalda tendría a una Argelia (mis ancestros son de la comarca del Tamarraset y tengo familia en Oujda, ciudad fronteriza entre Argelia y Marruecos) que si bien en su día les ayudó, ahora asisten impasibles su deterioro y marginación.
Un pueblo, el saharaui, que tiene como segundo idioma el español. Que no quieren perder la conexión con la madre/olvidadiza España. Que autorizan y alientan a sus hijos a visitar nuestro País para que analicen “in situ” el contraste entre dunas y asfalto .La abundancia y el racionamiento. El tener mucho o el carecer de todo. Formas y métodos de vida de las que ellos no podrán lograr aunque su ilusión seria el “poder rozar”
Quizás por ello, mi indolencia y quietud a todo lo que acontecía en Haití, haya formado parte poco íntima de mi sentir, sin ningún reparo a que esa pasividad haga sospechar de mi carácter abocado a la insolidaridad. Quizás es por que mi temperamento se adhiere a ser mas solidario cuando adivino una desdicha que no cuando esta ocurra.
Grupos y colectivos de Asociaciones identificados y muy comprometidos con el FRENTE POLISARIO, llevan clamando desde las cavilas desérticas hasta los Foros Mediáticos y entornos urbanísticos bien cuidados de las grandes urbes, el derecho de este entrañable pueblo hacia su auto-determinación. Mareas de muchedumbre alzando manos y voces a los mas profanos para que de una vez por todas, la palabra Republica Democrática del Sahara Occidental, les suene a “algo” a los que nos encargamos de expandir o pronunciarse apelando, no ya motivos políticos, sino cargos de conciencia De esta forma, podía ser posible no convertir al pequeño pueblo condenados a vivir entre medanos en una segunda Palestina .De esta forma se evitaría una amenazante y pausada exterminación a una nación que forma parte de nuestro hermanado y paralelos sentimientos. Por eso, apelo a un Sahara Libre. Por un pueblo saharaui sin cadenas.
De no ser así, esperar pacientemente que el Terremoto Marruecos se desate; despierte la apatía de los expectantes gobernantes mundiales “a ver que es lo que pasa…” y la tragedia sea similar a Haití donde la madre naturaleza no intervenga pero si mentes interesadas para que la tragedia se consuma ya que no vislumbran ni un pozo de petróleo. Ni una mina de oro. Ni un escenario estratégico que defender y por lo tanto, usurpar.
Así tenemos, que bajo la apatía e indeferencia internacional, puede ser premonitorio que esta entrañable Nación, la Republica Democrática del Sahara Occidental, puede quedar en los anales de la historia como testimonial.
Juan Marcelo
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