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Gracias a la valentía de la socialista Susana Díaz y a la oportunidad de convocar elecciones, cuando a sus adversarios políticos les pilla con el paso cambiado; el PSOE dispone de un tiempo muy limitado, pero de oro, para confeccionar un programa, más nacional que autonómico (otra vez seremos banco de pruebas), que ilusione a la juventud y que ayude a que los mayores que se sienten muy enojados con ellos, se decidan a votarles de nuevo. Ese proyecto, en mi modestísima opinión, debería constar, al menos, de tres propuestas claras y contundentes. A saber: primera, de las cosas que no van a hacer bajo ningún concepto (recuerden el 135); segunda, de las cosas que prometen y pueden hacer (explicando de donde sacarán la pasta) y tercera, relación de leyes que, con el fin de recuperar algo de lo muchísimo perdido, derogarían inmediatamente que empezasen a gobernar. Si añaden renovación, innovación, limpieza y procuran evitar cenas de mal gusto, pactos innecesarios y se alejan de la veleta, puede que, todavía, el PSOE pueda salir airoso. De lo contrario, es posible que queden como sus homólogos griegos (hechos ceniza). Creo que sus dirigentes, por el bien de este país, procurarán que eso no ocurra.
José Ramón García López
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