|
|
| PUBLICIDAD
|
En época de crisis y debiendo deudas a diestro y siniestro debido a un sistema capitalista donde siempre inventan que debes algo, hay que despertar la imaginación precisamente para eso…, para no pagarlas. Para ello, se necesita una gran elocuencia y grandes dotes de persuasión y convicción: Los designios para escamotear la cuenta, son inescrutable: Pepita, era así.
ELLA - ¡Ahhhhhhh...!
EL- ¿Sorpresa?
ELLA - Sí.
EL -¿Por qué?
ELLA Porque me encuentra usted vestida y una mujer vestida, no necesita para nada un sastre. Es más: ¿Qué intenta usted coser aquí…, en mi casa?
EL. –Cierto que está usted vestida, pero es reconocida su deriva anti sistema y bien que aprovecha los resquicios que brotan de él…, hace años, usted estaba desnuda y sin despunte.
ELLA- Evidente, todos al nacer, y hasta yo, venimos al mundo desnuda. ¿Conoce a alguien que haya venido a este mundo en traje de noche? ¿Un retoño enfundado en una vestimenta con pajarita y ya confiando en que su futuro está en una urna?
EL -No, pero la conozco a usted; la cuenta es larga y no es moco de pavo.
ELLA- Pues suénese y contenga esa mucosidad como quiera, además; es usted sastre y tiene las tijeras en la mano. ¡Córtela por donde crea conveniente ¡
EL- ¡La cuestión está reducida a que usted afloje el bolsillo...!
ELLA.- ¿Yo? Yo no tengo más bolsillo del que usted me hace y cose. ¿Observa que alguno de ellos esta flojo? ¡A usted le compete asegurarlo!
EL.- En principio…
ELLA.- Al principio, fue nuestros primeros padres que una parra – más generosa y dadivosa que usted - les ofreció unas hojas para tapar sus partes nobles, ¿Que quiere ser usted menos que una parra? ¡Declárese alcornoque y vayamos a otra cuestión!
EL.- ¡¡¡Lo que yo me propongo es que usted abone mi cuenta!!!
ELLA.- ¿Como? ¡Apelo a mi Dios agnóstico! ¡No me queda más que oír! ¡Abonar su cuenta cuando es usted el que la trae!…o sea; ¿Es su cuenta y pretende que la pague yo? ¿ ¿Trata usted de endosarme una cuenta que es suya? ¿Reconoce y admite que es su cuenta e intenta que sea yo la única acreedora? ¿Dónde ha estudiado usted Derecho Mercantil?
EL.- ¡Es mi cuenta con usted! La que yo la traigo para que usted me la pague…
ELLA.- ¿Qué pasa? ¿Qué me va a cobrar el peaje de llevarla consigo? Aquí tiene usted la decadencia de nuestro tiempo. Vestir al desnudo siempre fue una obra de caridad, ahora bien. ¿Qué quiere usted? ¿Poner precio a la virtud? ¿A titulo de qué? ¿A titulo de sastre? ¿Quién le da a usted el derecho a especular con la decencia pública? ¿Qué pasaje de una extinta e incomprensible Biblia no ha tenido en cuenta? ¿Cómo es posible que sus ansias de lucro personal no antepongan sentimientos menos comerciales? En resumidas cuentas, ¿Qué es lo que usted pretende?
EL.- Lo que yo pretendo es que usted se haga cargo…
ELLA.- Señor mío: ¡Si yo he de hacerme cargo! ¿Por qué se molesta en traérmelo a casa? ¡Hubiera bastado un simple aviso! Un correo a través del Talgo Madrid -Almería sin que quede estancado en Despeñaperros.
EL.- Esta bien, vayamos a un acuerdo….
ELLA.- ¡¡¡Jamás!!! Yo no tengo que ir con usted a ninguna parte y menos a casa de Don Acuerdo…, personaje que no goza de mi particular entusiasmo y predilección.
EL.- Esto puede tener consecuencias inesperadas en lo que atañe a usted.
ELLA.- Las únicas consecuencias que podían derivarse de su nefasto y recalcitrante proceder seria la que usted perdiera u olvidara el dedal y el hilo. Las tijeras y el metro. Por lo tanto lo que me atañe a mí, siempre sería más leve y llevadero.
EL.- ¡No hay quien pueda con usted! ¡Su postura es inconfesable!
ELLA.- Mi postura en la vida es la que usted necesita. Comprensión y altura de miras en su justa medida. Condescendencia hacia los demás. Perdonar deudas materiales y socorrer - en su caso - vestir al/los que están en pelotas. Ese halo de exigencia y apremio con la que usted se rodea, hace que su felicidad brille por su ausencia y hace que persona de intachable proceder, comprensiva, razonable, modélica, racional y nula morosidad como yo, se vea obligada a cerrarse en banda dejando pocos huecos.
EL -. ¡Muchos huecos va usted a necesitar parea cobijarse en la demanda que pienso anteponer por el tardío impago al que usted me somete! Mi paciencia ha caducado y la espera al abono de la factura no voy a permitir que sea a la larga testimonial como usted se propone y yo atisbo. Mi cuenta…
ELLA -. ¿Su cuenta? ¿La cuenta de usted…?
EL -.¡¡¡La que usted tiene conmigo, coño!!!
Ella -. Señor mío: Modere su entusiasmo. Yo no tengo ninguna cuenta con usted. Esta usted abonando un terreno arduo y escabroso. Le significo y participo que no estoy dispuesta a consentir ni tolerar ninguna deshonesta proposición que dañe mi recto…
EL-. ¿Su recto?
ELLA -…mi recto e intachable proceder en cuanto a mis sentimientos más íntimos y afectivos. No voy a permitir ninguna insinuación que me provoque una situación molesta en lo concerniente a mis preferencias como mujer ya que me obligaría a tomar mis medidas y muy cuidadosa que ninguna de ellas quede desproporcionada.
EL.- ¡La puedo asegurar que esas medidas las tomare yo! ¡La pondré a prueba...!
ELLA.- Me refiero en que el tomar esas medidas y sus consiguientes pruebas, esta el secreto de un buen traje y el prestigio del sastre que lo confecciona Observo complacida que tenga a bien mis razonamientos. Así mismo, observando su semblante de resignación y total abatimiento, le veo con muy buena predisposición y eso me permite ser sincera y honesta para confesarle que necesito un par de vestidos más de entretiempo, un abrigo otoñal, tres faldas plisadas, cuatro blusas veraniegas y una colección de bragas de última generación. Mas tarde, pensare en los complementos que usted tiene a bien mostrar en sus vitrinas. ¡Me someto a la prueba!
Juan Marcelo
|
