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Muchos años de estudios científicos englobó la dedicación del profesor ruso Penev Phoyadeski para confeccionar un tratado sobre la risa. Brillante estudio ya difundido por la comunidad científica e introducido en la práctica social.
Los resultados obtenidos afirman que los únicos animales en posesión de ella solo compete al ser humano: Que los demás animales de los llamados irracionales son ajenos a dicha saludable emoción después de cotejar numerosas pruebas y comprobaciones para finalizar con el amargor de dichos animales de no expresar ni siquiera una breve sonrisa lo cual corrobora el pensamiento del profesor colombiano de Conducta Humana, Risueño Jocoso, que sentencia que “la sonrisa es el idioma de las personas inteligentes y que sólo los animales irracionales, , los imbéciles, los delincuentes y hasta Ortega Smith, no sonríen”
El caso es que cada vez aparecen más artículos científicos que avalan los beneficios de la risa. En Hospitales y Clínicas, ya se puede observar a payasos/clowns organizando visitas para hacer reír a niños con sus divertidas muecas y algún que otro discurso de Isabel Díaz Ayuso. Graciosos de buena fe que triunfan exponiendo su fracaso. (Esa visita no incluye a adultos terminales que están para pocas bromas)
El filósofo griego, Darporculus Konstante, sentó las bases de la medicina antigua en que la mala salud de la risa, dependía del equilibrio entre cuatro humores del cuerpo: la mala sangre, linfa, bilis amarilla y bilis negra, aunque hoy en día se puede engendrar en el cuerpo humano la bilis Abascal.
En una calle de Oujda, dos ferreterías en la misma calle distantes 6 metros. Una de ella regentado por un marroquí y la otra por un argelino. El argelino, pasaba junto al escaparate de la competencia observando las novedades y se fijó que había expuesto al público cilindros de alambre de 30 metros enrollados. Horas después, encargó a su proveedor tiras de alambre de 6 metros sin enrollar los cuales tuvo que sacarlos de la tienda porque su altura era superior y los expuso en la calle. Días más tarde, en su celosa vigilancia de la competencia del marroquí, se dio cuenta que había un cartel que rezaba; “Abierto las 24 horas” Ni corto ni perezoso, el argelino confeccionó otro gran cartel con el aviso; “Abierto las 48 horas” con lo cual, debido a esa competencia, el humor, la secuencia divertida y la ocurrencia irónica, la esgrimieron como arma de combate.
Poco ducho en su primer día de trabajo en una zapatería, Javier Arenas, no acertaba con las medidas de los zapatos de los clientes y tomo la decisión de esperar a clientes de ancha boca para abrírsela y adivinar así las medidas de sus pies.
Dudo muy mucho que la risa “vaya por barrios” ya que todos tenemos esa propiedad, aunque últimamente se ha experimentado con loros poniéndoles los chistes de gangosos del inefable Arévalo. Yo, por mi arte, no me propongo crear sino rescatar: Rescatar la satisfacción del espíritu que en PODEMOS siempre teníamos presente la esencia asamblearia.
Lo único que no cuadra es juzgar a lo demás por su tara física y reírse ya que no tiene ninguna gracia porque también en la risa reposa el valor y respeto a la diversidad. Tampoco, la risa y el humor no nos diferencian entre sexo o género. La risa es universal y en este apartado, los españoles somos únicos ya que hasta nos reímos que nos suban el combustible, la electricidad, la alimentación y nos penalicen con nuestras ilusiones y esperanzas: Lo nuestro es un sin vivir de carcajadas.
Juan Marcelo
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