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Ayer la Junta de Andalucía ponía en marcha el Decreto de Solidaridad y Garantía Alimentaria, una medida por la cual a los chavales en edad escolar de las familias con menos recursos se les aseguran al menos tres comidas diarias: desayuno, almuerzo y merienda.
Sinceramente, no veo a quién le puede parecer mal que los niños coman como mínimo tres veces al día, pero parece que los hay. La prueba es que la maquinaria propagandística del PP no ha esperado ni 24 horas para empezar a rebuznar, aunque por otra parte tampoco me extraña mucho viendo los antecedentes (subasta de medicamentos y Decreto de Función social de la Vivienda).
La cosa es que anoche vi el telediario de Antena 3 y todavía me hierve la sangre de las barbaridades que llega a soltar la caverna sobre esta medida. Escuchar a Matías Prats decir con esa sorna que no engaña a nadie que es que a los chavales se les ha dado zumo y galletas cuando se les había dicho que era leche y bollería, dando a entender que se les ha engañado, es de folletín. Pero más ridículo todavía es escucharlos diciendo que el coste de la medida va a ser elevado (!); que se ha puesto en marcha con el curso casi acabado, en lugar de decir que se ha puesto en marcha en cuanto se ha podido; y que no se ha implantado en todos los colegios de Andalucía al mismo tiempo, como si la necesidad fuese la misma en un colegio del barrio del Almanjáyar (Granada) y en otro de Sotogrande, Cádiz.
Eso por parte de la caverna, que a lo más que llega es a insultar a la inteligencia de la audiencia. Porque el argumentario de la casa matriz (el Partido Popular, que a pesar de su nombre no tiene ni idea de lo que es defender al pueblo), llega a ser ofensivo con los beneficiarios de la medida. El Secretario General del partido en Andalucía, José Luis Sanz, ha llegado a decirle al PSOE que se dedique a impulsar medidas para la creación de empleo, en vez de a dar limosnas. Limosnas dice. Un señor que pertenece al partido que ha echado a dos millones y medio de personas a la calle en un año y poco de gobierno, muchas de las cuales agradecerán que sus hijos coman bien gracias a los comedores de los colegios. En fin.
La otra perla del individuo este es que es una medida discriminatoria con el resto de niños. ¡Una medida discriminatoria!. Supongo que el pataleo es la reacción normal al hecho de que saben que sus políticas de empobrecimiento continuado de la población española no resisten la comparación con las políticas garantistas de la Junta para con los que no tienen ninguna responsabilidad en esta crisis. Pero claro, como todo en la vida, es una cuestión de prioridades.
David Zamora Caparrós.
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