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-. ¡Ejem...!
-. Vaya a toser a otra parte; Soy muy sensible al virus que pueda desencadenar el toser cerca de mi .No soporto a la gente tosiendo a mi alrededor. ¡Es antihigiénico! Una buena terapia de urbanidad le seria aconsejable. No soy responsable de su enfermedad.
- ¡Era un ¡ejem! de llamar su atención! No es debido a ninguna enfermedad.
-. ¿Puede demostrarlo? ¿Cómo se que no ha venido aquí a echarme aire contaminado y poner una tonta y evasiva excusa después?
-. Por que resulta que si. Que quiero llamarle la atención sobre una cosa.
-. ¿Y por que cree que será más eficaz para llamar mi atención fingir una enfermedad que decir? ¿Puedo llamar su atención?
- ¡No estaba fingiendo nada! Es una expresión oral que se suele hacer. Carraspear para que a uno le escuchen.
-. ¿Por que? ¿Dice la gente que carraspean cosas más interesante y emotivas? ¿Hay una aureola de dignidad e inteligencia en esa gente? ¿Carraspea Javier Arenas? ¿Carraspea Álvarez Cascos? ¿Carraspea Cristóbal Páez? ¿Es motivo de culto al que carraspea?
-. ¡¡¡Basta!!! ¡Lo que quiero decirle es que lleva más de cinco horas en mi Terraza!
-. ¡Por que soy un cliente! ¿Qué pasa? ¿Si llevas más de cinco horas en su Terraza, te llevas carraspeo gratis? ¿Premian la persistencia? ¿Te abonan a un Plan de Pensiones? ¿Te regalan tres gafas Chin-Chin? ¿Te previenen contra las constantes llamadas de Cofidis?
-. ¡¡¡Ha pedido usted una coca-cola hace cinco horas!!!
-. ¡No me chille¡ Todavía no la he terminado! ¿Lo ve? ¡Todavía hay líquido en el vaso y algunas solidarias gotitas pegadas a el!
-. ¡Eso que queda es el agüilla del hielo!
-. ¡No!. Si se fija bien, vera que el liquido tiene una tonalidad ligeramente color ocre. Eso es que todavía hay algo de coca-cola en el vaso.
-. ¡¡¡Eso es agüilla del hielo!!! Le participo que su derecho a permanecer en esta terraza se ha extinguido. Le ruego abandone su mesa para que puedan ocuparla otros que no necesitan ni precisan de cinco horas para tomarse su consumición.
-. ¿Ha dicho usted mi mesa?
-. Es una exclamación alegórica. Que duda cabe que la mesa que ocupa, forma parte de mi patrimonio. En una palabra: ¡La mesa es mía!
- ¡Pero el liquido lo he pagado yo!
- ¡Eso no le da el derecho a eternizar el digerirlo!
-. Analicemos la situación: ¿No forma parte el hielo de la bebida por la cual he pagado? ¡Hasta la rodaja de limón! ¿Tengo derecho a comerla o forma parte de la estética del vaso? Por que si es así, tendrían que haberme consultado antes y hubiera derivado por otra opción de cambio. Por ejemplo; hubiera exigido, me cambiara el trozo de limón, por un primer plano de la Duquesa de Alba en bikini.
-.Le informo que tenemos el posado de Ana Obregón del año 92, aunque si llego a percibir su descarada jeta, no hubiera dudado en colocarle en su vaso, el posado erótico/seductor de Fraga Iribarne en la playa de Palomares.
- ¡Eso hubiera sido un detalle de mal gusto y denunciable a Bellas Artes! Solo faltaba tuvieran ese conato irrespetuoso para espantar a la clientela. Sospecho un acerbo irascible hacia mi persona cuando pudiera ser un fiel y leal cliente.
- ¡Clientela como usted, no la quiero en mi terraza! No quiero un cliente que se pase cinco horas ocupando una mesa y con una coca-cola que cuando decida finalizarla, ya ha caducado, y tenga que enmarcar el posavasos como advertencia a otros clientes que decidan emular su pertinaz y obstinada postura.
- Pues lo siento pero hasta que el vaho del vaso no desaparezca y el trozo de limón no este reseco, no estoy dispuesto a abandonar la mesa.
- ¡Creo entender que su intransigente actitud es la de no abandonar la Terraza! Si es así, comuníquemelo ahora y zanjaremos la cuestión.
-. Ya se lo he dicho. Es más: ¡No abandonare la mesa hasta que Pascual Llamazares haga el Camino de Santiago o Raphael deje de cantar!
- Entonces, no tengo más remedio que invitarle a la degustación de nuestro cóctel especial. Obsequio gratis y exclusivo que reservamos para clientes como usted.
- Veo que tiene a bien mis razonamientos. Asimismo, me hago eco de su buena disposición. ¡Gracias por el detalle y generosidad! ¡Sírvamelo aquí… en mi mesa!
Unos responsables del Guinness World Récords, hacían su aparición en el Hospital Provincial para certificar el extraño panorama de ver en unas radiografías, la ubicación de un vaso de tubo alojado en el estomago de un hombre. Preguntado al paciente por ese extraño fenómeno nada común, el mismo respondió con un gesto de resignación:
-¿Ustedes no han llevado nunca una discusión hasta las ultimas consecuencias?
Juan Marcelo
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