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Antonio Amérigo Fernández
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“Si en mis manos tuviera el poder absoluto traería la paz mundial y quitaría el hambre”. Esto lo diría un determinado estereotipo de concursante de Miss España, concurso al que no he pensado presentarme, al menos de momento, pero les aseguro que si fuera el alcalde de Carboneras bajaría los impuestos a los ciudadanos, buscaría inversiones desde otras administraciones y lideraría un modelo de desarrollo para mi pueblo. Pero tampoco soy el alcalde de mi pueblo, ni aspiro a serlo aunque sí a que el PSOE vuelva a gobernar.
Y ustedes pensarán: ¿Qué tiene que ver esa Miss con Carboneras? Pues les explico: Que en este momento, si miramos lo que ocurre en Carboneras, hay más posibilidades de alcanzar la paz mundial que conseguir una bajada de impuestos justa y decente.
Asisto a todos los plenos en el Ayuntamiento de Carboneras y les aseguro que no ha habido en estos dos años y medio de mandato municipal una sesión en la que el gobierno de derechas, compuesto por el PP en coalición con los independientes, propusiera ninguna medida para aliviar el peso que ejerce la crisis sobre los hombros de nuestros vecinos.
Sesión tras sesión, el concejal de hacienda nos presenta nuevas ordenanzas fiscales o modificaciones de las existentes, pero todas encaminadas a pescar en los bolsillos de los carboneros.
Cuando nos gobiernan personas cuyos hechos explican que no son conscientes del poder que representan, entonces estamos obligados a revelarnos. Gobernantes que miran a los poderosos, hacia arriba con empatía, con la comprensión propia de quien una vez se imaginó al mando de un gran poder empresarial; y en cambio miran a los vecinos, hacia abajo, con ojos del señor del harén buscando una nueva concubina entre las masas.
Me imagino a un Moisés versionado bajo esa filosofía, líder de líderes, bajando por el monte Sinaí y reescribiendo las tablas de Dios. En esas leyes divinas se puede leer:
1.- El IBI de las tiendas de campaña sube del 0,4% al 0,6% del valor catastral.
2.- Incremento del 50% el precio de la matrícula en la modalidad deportiva de lanzamiento de piedra con honda.
3.- Entre los ganadores de los concursos de picapedreros, deberá haber al menos un miembro de mi familia.
4.- Amarás a mi padre, a mi madre, a mis primos, a mis primas, a todos mis familiares por encima de tu propia familia.
5.- El arca de Noé la construirá la carpintería del hermano de mi colega.
6.- El bar-restaurante al que acudiremos siempre será el mismo, no os preocupéis, el hambre nos hará reconocer las bondades de sus platos…
Esto es lo que hubiera ocurrido si la historia de Moisés hubiera sido la de un líder mediocre e interesado. Claramente se trata de una parodia pero con ella aspiro a explicar que en Carboneras estamos sufriendo una crisis demasiado fuerte mientras que nuestro líder político, el alcalde, no lidera nada que sus particulares tablas divinas.
La capacidad de liderazgo del regidor es mucho menor de lo que la responsabilidad de su cargo implica, su capacidad no es proporcional al gran presupuesto que gestiona ni está a la altura de la gran herramienta que supone un Ayuntamiento articulado por sus magníficos trabajadores. Nuestro alcalde no tiene rumbo, no tiene dirección y no tiene un plan que seguir.
Por eso apelo en estas líneas a la necesidad de liderazgo político en Carboneras ya que, a mi pesar, tenemos un gobierno irrelevante cuando más necesitamos de capacidad y dedicación.
Antonio Amérigo
Secretario de Política Municipal del PSOE de Carboneras
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