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Opinión - Juan Marcelo
(La Regadera) - 06/04/2014

EL SEXO Y LAS ARRUGAS

Almeria 24h
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EL SEXO Y LAS ARRUGAS


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Fue un pronto. Ese ramalazo precipitado que a veces acometemos sin sospesar conveniencia ni mucho menos consecuencias. Me despedí de mi regadera, agarre el recorte de la revista y me dispuse a pegar la noticia en la sala de Neuropsicología Geriátrica del Hospital San Jorge de Huesca.

Allí la deje bien pegada en la cristalera y una vez el deber fue cumplido, regrese a mi piso, serio y digno, lleno de satisfacción y buen rollo mental.

Una vez en el piso, repase la copia que previamente había sacado y volví a leerla:

“El Hospital Neuropsicológico Royal Edinburgh, (Escocia), acaba de finalizar un estudio en el que testifica y asevera que tener sexo tres veces por semana, rejuvenece entre cinco y siete años” (Es de suponer, añado yo, que el desdichado que lo practica una vez al mes, acaba marchitado. Es muy posible que el que intente hacer “novillos”, quede aislado de la fértil y post-juvenil manada).

Añade la noticia de que: “la muestra ha sido realizada a 3.500 personas de diferentes edades” (Sospecho que de “diferentes edades” en los que se refiere a hombres, habrán escogidos entre jóvenes barbilampiños y pronunciadas barbas entrecanas. Jóvenes quinceañeros que al quitarles siete años, recordaran con dulzura las ubres maternas y seniles entrecanos que tienen como muy reciente su paso por el Batallón de Intendencia).

Remata la citada información que: “Con permiso de la genética, este placentero y económico elixir de la juventud (se referirá sin duda a los tres polvos por semana e imperdonable que soslayen los años bisiestos) también reduce el riesgo de mortalidad por infarto. Juegan un papel muy importante en nuestro aspecto físico al suavizar la piel, evitar las arrugas, antiestéticas manchas y reduce el estrés y la ansiedad”

Uno, en su ardua trayectoria por la vida a la que llaman pomposamente laberinto, siempre fue algo fogosillo, exaltadillo y excitadillo lo cual conllevaba muchos impresionadillos batacazos. Pero aun así, quizás por ello y amparado en ese estudio, mis arrugas tardan en aparecer y mi ánimo no se desequilibra, no así mi cabellera sembrada últimamente de cierta nube gris que el estudio no contempla ni hace alusión.

- Tenias que elevar una propuesta formal a los responsables de ese estudio – me incita mi regadera - Coqueto por naturaleza, no puedes permitir ese olvido

- No: Las propuestas formales son las que recibe un Gobierno cuando el caos social se les ha escapado de las manos y no ven solución – afirmo mirándola de reojo, escudriñando su expresión por si atisbo cualquier ironía o sarcasmo muy propia de ella – La mía seria una protestan informal .De compadreo aunque lejos de dudosa y sospechosa persistencia no como las que hacen Ecologistas en Acción cegados por el albo resplandor del Hotel Algarrobico. Pero siguiendo con el caso que nos ocupa, el estudio sugiere; no obliga. Ellos, los estudiosos, solo exponen que diez años de análisis y pruebas han sido suficientes para poner el colofón final a la “tarea” Pero aquí hay algo que se me escapa: Si el estudio contempla una muestra de 3.500 personas de distintas edades, y dividimos 3 por 7, dan 21 “anti – arrugas” semanales, resulta que al “atleta” solo le dejan el tiempo justo para pensar en el siguiente. No tiene ni tiempo ni para repasar el libro de Hábitos Saludable en penitente sofoco de estar constantemente ocupado “rejuveniéndose” con la parienta a lomos. Eso el “atleta” El cuarentón, obsesionado por alcanzar el Nivel 7, no dudaría en hacerse demasiado pesado con el farmacéutico de la esquina. (El estudio no contempla descanso dominical)

- Todo tiene su compensación – deduce mi regadera – El esfuerzo merece la pena. Te sacrificas durante años cumpliendo cual Nacho Vidal y tienes la recompensa de quitarte años de encima. Es de pensar que si el esfuerzo ha sido sublime; siete años menos. Si la mediocridad en los actos ha sido la nota negativa, cinco años. Que duda cabe que tendrían que haber pensado en poner un baremo: Un test puntuable. Una posterior calificación y diploma para el fiel y leal que cumpla el canon.

- ¡Y hasta un espejo! – apostillo ocurrente – ¿Te imaginas tal esfuerzo después de cumplir con cierto rigor el “protocolo semanal” te mires al espejo jadeante, con la lengua fuera, el corazón buscando un lugar mas placido, flaquear de piernas, tu virilidad implorando menos guerra y observes unas inoportunas ojeras en tu rostro? Si te sometes a este cumplimiento para quitarte años de encima y el desgaste es enorme, ¿No seria mejor continuar con la “marcha normal” y reírte de las posibles arrugas? Además: ¿Qué significan cinco, siete años menos en una vida de sesenta? Los jóvenes quieren madurar. Los viejos continuar. ¿Para que cambiar? ¿Por un ritual polvoril? ¿Un precepto obligatorio? ¿Matarte a polvos para disimular las “patas de gallos” El estudio habla de los hombres y omite reseña de mujeres. ¿Por que no las han incluidos en la muestra a sabiendas que la palabra estheticienne las pronuncian con bastante soltura? ¿Quien es realmente los/as que vedan a las arrugas sin quitarse el “salto de cama”o el pijama? ¿Qué lúgubre destino aguarda a los “normalitos/as”?

- Bueno – alega mi regadera con cierta parsimonia– todo es según el prisma. El colorido que percibe cada uno. Algunos estarían dispuestos a quitarse años de encima economizando en cremas y potingues revitalizantes. ¿Quien les iba decir que no alterarían su economía por que el producto lo tienen en casa y encima gratis? Te imaginas tres polvos semanales en solidaridad para equilibrar el PIB? Yo estoy de acuerdo en que la población no malgaste su dinero en lifting de dudosa calidad. Esa economía, a la larga, es recompensada acudiendo al producto domestico aunque hagas de tu casa un picadero ostentoso. Ahí tienes otro estudio de tu interés que asegura que si pudierais controlar las erecciones mientras se duerme, podríais funcionar hasta los ochenta años.

- ¿Solo?- exclamo con cierto matiz frustrante.

-¡No te barnices! Te vuelvo a recordar que no entiendo – en base a ese estudio - como tú te conservas tan bien cuando la última “loción regenerativa” la aplicaste días antes de ver por la tele a Nicolás Maduro, en chándal, como presidente de Venezuela. Desde entonces, - nunca mejor dicho - no levantas cabeza y observo entristecida ciertas bolsas bajo tus parpados. Asi que esta semana o empieza el “efecto revitalizante” o una inoportuna papada te tapara el nudo de la corbata.

- ¡¡¡Sabia que me la ibas a liar!!!



Juan Marcelo




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