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La carrera se inició a las nueve de la mañana desde la puerta del Castillo de San Andrés, desafortunadamente, a dos de mis compañeros no les dejaron competir por no tener la edad mínima, y en el último momento les retiraron el dorsal. Salimos detrás del coche que marcaba el inicio de marcha neutralizada hasta el kilómetro 8 aproximadamente, en la subida, al llegar a los aparcamientos de la playa de Los Muertos, aceleró paulatinamente para que el pelotón se estirara y al llegar a la vía verde, donde terminaba el recorrido neutralizado y el coche se apartó, pudimos entrar cómodamente y sin embotellamientos gracias a que los más veloces ya estaban colocados en cabeza.
Yo iba bien posicionado, pegado a un compañero del club, que al ser más fuerte que yo, se me distanció al poco de entrar en la Vía, él siguió su carrera y yo no volví a verle, me acomodé a mi propio ritmo que me permite avanzar al tiempo que voy recuperando fuerzas y coincidí en este rodaje con otro compañero con el que mantengo un cierto pique, durante un buen rato fuimos a rueda pero finalmente él dio un tirón y se me escapó por el momento. Recorrí el final de la vía en solitario, el viento daba de cara.
Al salir de la vía hay un sendero rocoso hasta pasar por debajo del puente, (después me enteré que ahí hubo una caída), entramos en la rambla de la Palmerosa, un tramo especialmente desagradable para mí, es pestosa e insufrible, te merma las fuerzas por la cantidad de arena que va permanentemente dificultando la marcha hasta llegar al primer punto de control, ahí me encontré con otro compañero que conozco de un par de salidas de fin de semana, y decidimos trabajar juntos durante un buen tramo, hasta la Cueva del Pájaro, de este modo conseguimos dejarnos atrás a varios corredores que iban en solitario, entre ellos a mi compañero del pique, durante ese tramo empecé a ver de cerca “al tío del mazo” que me apuntaba, pero yo seguí apretando quizá de un modo más temerario de la cuenta teniendo en cuenta la cantidad de recorrido que nos quedaba por delante.
Comenzamos la rambla de La Bestia, y ahí me arreó el tío del mazo, este fue el pajarón más importante de la mañana y se me escaparon tanto el compañero con el que había ido colaborando como el que anteriormente habíamos pasado. Consigo llegar al pie de la Bestia y comienzo el ascenso sentado con la intención de rebasar lo antes posible a los que suben andando, así recorrí más de la mitad del recorrido consiguiendo llevarme por delante a unos cuantos, incluidos los dos compañeros mencionados a los que no volví a ver.
En el paso el punto de control y avituallamiento cogí un botellín de agua que me resultó calentorra y continué en solitario hasta la Adelfa, donde me tomé un gel energético para que me hiciera efecto bajando el Moro, una bajada con algunos puntos técnicos que acaba en la rambla del Sopalmo, donde me encontré con otro corredor solitario al que no conocía y que tenía algunas magulladuras. Lo dejé atrás bajando ya que el hombre no tenía mucha seguridad en las bajadas o no se fiaba del terreno.
Subí casi en solitario por el Sopalmo, pasándolo un poco mal debido al esfuerzo ya hecho y a la suma de kilómetros, pero aun así conseguí adelantar en la subida a otros cuantos hasta llegar al cruce de la Damiana, donde estaba el tercer punto de control y otro avituallamiento. Me paré a tomar agua y comer un poco de plátano antes de lanzarme por la Damiana para abajo y seguir bajando la rambla, que va a parar al Saltador Alto y empalma también con el rio Alias para seguir bajando hasta el puente del Algarrobico. Aproveché para tomar rápidamente una barrita porque el viento soplaba muy fuerte de cara y tenía a dos corredores intentando darme alcance y los dejé pasar para ponerme a rueda y aprovechar su rebufo. Después de llegar al puente empezamos a subir por el repecho del Algarrobico y al poco se me escaparon porque mis fuerzas estaban ya casi al límite, continuo sin tocar la parte de asfalto hasta llegar al enganche con la calle que baja al hotel Valhalla y continúo descendiendo hasta el hotel El Dorado, donde me indicaron para coger un tramo corto por la arena de la playa que pasa en frente de los apartamento Villa del Mar siguiendo recto hasta llegar al Paseo Marítimo, donde gasté las pocas fuerzas que me quedaban hasta llegar a la Meta frente al Parque Andaluz.
El esfuerzo mereció la pena, en la meta me esperaban orgullosos mis padres y conseguí quedar como tercer clasificado de la categoría Junior y 4º entre los corredores locales.
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