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Toreros cuyos cuernos han tenido a bien descolgarlos de la pared. Cantantes que por estar en candelero, plagian hasta “La Dolores de la Copla” Fósiles modistos con batas de cola, y toda la ralea de momificadas folklóricas cuyos rostros añejos tienen que disimular a través de grandes gafas negras.
Todos ellos, coinciden en que la fenecida Duquesa de Alba era una mujer ejemplar. Que hizo lo que le venia en gana y siempre fue libre en sus iniciativa y derroteros. Rancia fidelidad a su vena rebelde importándole muy poco reproches o desaprobación de los demás. Comportamientos espontáneos saltándose los protocolos programados.
Uno, en su perenne anonimato por el mundo y cuya presencia tiene que justificarla a través de un número de DNI, piensa que fortalecido por un cuantioso patrimonio, heredades infinitas y títulos inacabables, también puedo optar por ser libre. Hacer lo que me viene en gana y pasarme por el forro del pantalón, críticas o perjuicios, reproches o reprimendas, ya que para ello, represento y avalo ricas pertenencias que no están al alcance de cualquiera mortal. Es mas: Puedo hasta exigir que en mi ultimo adiós, no sea contemplando el panorama de cuatro enormes cirios rodeándome; La Catedral de Sevilla, es mi primordial condición. Lo difícil seria rodearme de tales privilegios y expresar mi libertad sin tener un puto euro que me respalde.
Si nos atenemos a estudiar paso a paso las vivencias tanto sentimentales como la hazaña de engrosar años tras año, el rico patrimonio de Cayetana de Alba, es muy posible que haya cierta coincidencia de pensamiento social en recapacitar que la Duquesa, nos ha dejado a todos huérfanos:
La Casa de Alba, esta valorada en tres mil millones de euros, que están exentos de impuestos por que han sabido mantenerla en su condición de Patrimonio Histórico Nacional. Los Palacios de Liria, Monterrey y Dueñas. Los Castillos de Alba del Tormes, Coca y 36 propiedades mas que se gestionan a través de sociedades anónimas que reciben cuantiosas subvenciones de la Política Agraria Común.
Si se hubieran pagados los impuestos de tantas propiedades, la Duquesa de Alba habría tenido la consideración de dotar a cada huérfano de un posible tutor. No fue así y la jauría familiar se frota las manos mientras bailan sevillanas y son entusiastas seguidores del más rancio flamenco patrimonial.
Mientras, su apocado esposo, Alfonso Diez, contento y satisfecho que no le hayan robado su apellido para incluirlo en los 56 títulos familiares, coincidió que ese día, cumplía 64 años, se disponía a comprarse/regalarse unas botas, muy cuidadoso de que dichas botas no se incluyan en el patrimonio familiar del almacén Alba Stock Warenhouse. Era conciente de que se había quedado “compuesto y sin novia” Sin su admirable esposa, y que lo iban a dejar sin un euro pero el apellido y botas, son de su propiedad y no va a consentir en que los engloben en la heredad común.
Eso es lo que conlleva muchas veces la admiración: Que el éxtasis contemplativo, obnubila la mente hasta que te das cuenta que esa admiración también requiere que vaya acompañada de un plato de comida en la mesa. Que es una perfecta simbiosis entre esa admiración mental pero que también demanda nutrirse de la necesidad corporal. Quizás Alfonso Diez no pensó en ello y hoy en día, se vería en la tesitura de esconder sus anheladas botas.
- Menos mal,- pensarían los españolitos de a pie - ya que las mismas, la Troupe Alba, ya se encargarían de incluirla en Monumento Histórico, por lo tanto, también estaría libre y exenta de impuestos.
Pues bien: Mientras las lágrimas sevillanas recorrían cual riada sus calles y las cloacas locales no daban abasto en su desguace al paso de Cayetana de Alba, la Pantoja ingresaba en prisión al son de su canción “Marinero de Barrotes” Paquirrin Gorila Rivera no aparecía en portadas de revistas del corazón (detalle que tiene convulsionada a la población) David Bisbal nos presenta un nuevo amor, el Ministerio de Industria y Otras Cosas, perdona la deuda a las Eléctricas y nuevos y dignos patriotas saltan a la palestra del famoseo especulativo con nuevos bríos, una ciudadana llamada Carmen, (no es noticia, por lo tanto, desconozco sus apellidos) llora desconsolada a la edad de 85 años por que un Banco, (en su ardua tarea de proteger su logotipo) le apropian la vivienda a la anciana. Una española del montón. Otra ciudadana que expone su existencia por que le acompaña un documento identificativo y no es conocida por su linaje o nobleza. Esta anciana española, quizás nunca entono ninguna canción. Ni siquiera fue portada de revistas. Esta española, solo puede exponer con orgullo haber llegado hasta aquí después de tantas batallas. Que solo pretendía descansar y una vez conseguido ese merecido descanso, que la dejen en paz y en su casa. Que siempre ha sido un ente anónimo y esperanzada de que en su final, solo les llore sus íntimos.
La pandereta; con sus sones acompasados y estridentes sonajas, esparciendo alegremente sus notas al aire festejando que al igual que la Casa Alba, la Iglesia católica también esta exenta de pagar el IBI. Enjaulan a los estafadores/as impidiéndoles el vuelo y dejan volar el dinero defraudado.
¡¡¡Y no pasa nada!!!
La zambomba; propagando su cacofonía característica de baja impedancia, que sanciona a un hombre que se apropia de dos cartones de leche de una farmacia para alimentar a sus pequeños; el hijo y el nieto. Una mujer encuentra una tarjeta de crédito y la emplea en alimentos básicos para alimenta a sus hijos .
¡¡¡Y es condenable!!!
Exiguos datos “ejemplarizantes” de la llamada Piel de Toro.
Pandereta y zambomba, fieles aliados de la idiosincrasia hispana. Que sonaran y seguirán sonando en armónica sintonía. Música sin letras. Quizás esperando que nuevas generaciones de jóvenes progresista se atrevan a ponerle la letra de la desigualdad de forma que quede desterrado algún que otro Suspiros de España.
Los viejos Blasones, temen que se vean obligados a cantarla. Aquellos que en su discográfica tienen de favoritas, viejas canciones de latifundistas, banqueros seniles, oligarcas costumbristas y nobleza de museo. Los jóvenes compositores van a intentar que una vez completada la canción, que sus ecos despierten conciencias y persistirán en presentarla a nivel internacional como The Best Song.
Si no es así, por lo menos que sea conocida en el Hit Parade nacional.
Juan Marcelo
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