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Señor Rajoy: Se puede tener un día tonto, pero si eso ocurre todos los días ya es para preocuparse. Y ahora que llegan los balances de fin de año, quizá sea un buen momento para que reflexionen usted y su Gobierno.
Sería un acto de buena fe por su parte, para los españoles en general y para los millones de parados que tenemos en nuestro país en particular, que redujera los impuestos al consumo. Esto permitiría confortar al consumidor, incrementar las ventas y dar salida a los productos de consumo, que hoy ya no se venden y esto es lo que mantiene la economía suspendida. Como consecuencia, se reduciría la tasa de paro. Sí, ha leído bien. Reduciendo los impuestos al consumo se baja el precio del producto y las ventas se disparan. A más ventas, mayor recaudación y más puestos de trabajo.
Solucionar la crisis subiendo los impuestos a los consumidores, que son los más perjudicados, es un suicidio y no funcionará nunca, lo único que hará será empeorar aún más la situación. Usted ha subido el IVA, cosa que antes de las elecciones negó por activa y por pasiva. Si sube el IVA, que repercute en todo, suben más aún los precios.
El consumo ya ha caído en picado porque el paro se ha disparado hasta alcanzar la cifra de 5.600.000 parados, algo que en España no sospechábamos que podía pasar. Como solución a este problema, usted, señor Rajoy, decide subir el IVA, lo que repercute en todos los precios y lo que equivale, en la práctica, a un recorte de salarios. Sí, señor Rajoy, eso es lo que se consigue con una medida que, según usted, beneficia a los trabajadores. ¿Qué beneficio puede tener un trabajador cuando le suben la basura, el agua, la luz, el butano, la gasolina, etc.? Por no hablar del perjuicio que esta medida supone para los pensionistas o los desempleados que cobran la ayuda de 420 euros.
El consumidor, el currante, que ya de por sí está asfixiado y apenas tiene para vivir al día, no puede gastar ni puede consumir. Por otra parte, los comercios sufren una doble penalización: tienen que pagar el IVA incrementado para comprar el género, pero luego no pueden venderlo. Es decir, se terminan comiendo el producto y el IVA incrementado. Como consecuencia, se disparan la economía sumergida y el fraude fiscal, por no hablar de las miles de empresas que se quedan por el camino. Más paro aún.
Nos hemos convertido en prisioneros de la miseria. Gracias al Gobierno actual, luchamos por subsistir día a día y creen que, en este estado, nos basta un poco de fútbol y unas cuantas noticias que alimenten el morbo –esto ya se hacía en los años 60– para que no nos movamos del sofá, mientras nos despojan de todo aquello que nos pertenece. Pero, señor Rajoy, el pueblo español no está dormido ni se dejará engañar como ocurría en años atrás.
El ciudadano de a pie está a la espera de poder decir su última palabra. Ni las huelgas generales, ni las manifestaciones ni el paro galopante han conseguido que Rajoy reflexione, así que tendrán que ser los españoles los que digan en las urnas, democráticamente, qué piensan sobre sus necesidades y sobre las mentiras y barbaries que está protagonizando el Gobierno de Rajoy.
Francisco Domínguez
Secretario de Relaciones Sindicales del PSOE Carboneras
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