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Llaman los malagueños a las echáspalante, a las que tiran de vanidad, de arrogancia, a las que más o menos farolean, las llaman faronas (de farolona, de farolero –en versión masculina), pero, claro el uso de la palabra hace cambiar su significado exacto, académico… y lo cierto es que farona le va a determinados talantes, muy coincidentes entre sí aunque con matices, como es el caso de la Álvarez, lo mismo que a otras malagueñas conocidas como Teresa Campos o Celia Villalobos, o como a la abderitana Carmen Crespo. Ya me entendéis, es lo que aquí llamamos una ‘enterá’.
Lo bueno de la Álvarez es que tiene estudios, estudios de empolle más que creativos, pero estudios al fin y al cabo, y esto la hace más exclusiva, menos ordinaria, pero farona. Y vamos a comprobarlo a partir de estos días porque, como ya sabéis, se ha producido un choque de trenes: la circunspecta Alaya la ha llamado al orden y pretende ponerla firme. No estamos hablando de una político como lo fue antes ella misma en el Parlamento Andaluz y demás, sino de todo un cargo financiero en la Unión Europea, el de Vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones.
En el 2009 la Álvarez se fue a Bruselas huyendo no sé de qué quema, pero el caso es que cayó allí de pie y se ha convertido en un personaje a tener en cuenta. No sé yo si la Alaya habrá calibrado bien en dónde se está metiendo porque la imputación es muy sutil: no se trata de haberse llevado dinero, sino de haber hecho la trampa para que otros puedan llevárselo. Ojo al parche! Porque aquí hay tomate, o como dice el anuncio de esa panadería: porque la vida tiene mucha miga.
Estoy seguro que a la Álvarez le encanta que la critiquen porque gana cerca de 24.000 euros al mes, dicen que gana más que Obama, es decir, un escándalo; pero también estoy casi seguro que las dos pueden a llegar a tirarse de los pelos, que no será por falta de ellos, que son dos buenas cabelleras.
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