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Hola de nuevo, hoy hemos cogido un poco mas de moreno ciclista para el cuerpo. Como siempre partimos de nuestro punto inicial de reunión, desde donde hemos salido en dos direcciones diferentes, el grupo se ha dirigido hacia la vía verde, con intención de hacer la ruta de la carrera de Carboneras (15 de junio), pero yo me he encaminado en solitario para el Llano de don Antonio donde previamente había quedado con otro compañero. Cuando me reúno con él, aunque en un principio nuestra intención era ir al parque eólico de Lucainena, decidimos aplazar esa ruta para otro día dado que solo éramos dos, así que decidimos tomar la carretera vieja de Almería, cuando de repente suena el teléfono de mi compañero, resulta que del grupo con el que yo me encontré de buena mañana y tomaron dirección a la vía, solo quedaban dos bikers, preguntan que para donde íbamos para salir a nuestro encuentro.
Quedamos en la Venta del Pobre, y mientras avanzábamos para nuestro punto de encuentro nos encontramos con otros tres bikers en la carretera vieja de Almería, que iban para los Murtales, decidimos unirnos a ellos y vamos juntos hasta la Venta del Pobre, donde ellos siguen su ruta y nosotros paramos a esperar a los otros compañeros que nos llamaron antes, que al cabo de dos minutos mas o menos aparecen por la carretera nueva de Almería.
Una vez reunidos los cuatro nos dirigimos hacia la carretera de Sorbas, y a la altura de los Ventorrillos se nos vuelven a unir los tres bikers que siguieron para adelante en la Venta del Pobre y tiramos todos para Gafarillos. Seguimos subiendo unos mejor que otros por el García bajo, y como no nos parecía suficiente seguimos hacia el García alto. Después de todo eso todavía no parecíamos muy cansados así que seguimos hacia los Murtales, cuando llegamos arriba ya sí estábamos cansados y decidimos bajar al merendero que hay abajo en la limera, (ya hablé sobre este lugar en mi primer escrito). Estuvimos un rato parados y comimos y poco para coger un poco de fuerzas. Al cabo de un ratillo volvimos a emprender la marcha y el grupo quiso tirar para el Cortijo grande, el viento nos daba de cara y nos resulto difícil seguir hasta Turre, donde no solo el viento era nuestro enemigo, sino que el calor y los coches también ponían de su parte para hacérnoslo un poco más difícil.
Ya a la vuelta, de camino a Mojacar, unos coches nos adelantaron peligrosamente y otros dos hicieron la gracieta de llamarnos la atención tocando el pito porque les apetecía a ellos ir más rápido o simplemente molestar y poner en peligro la vida de los demás, quizás confundan la equipación ciclista con el traje de superman y pretendían que desapareciéramos o saliéramos volando. Yo en este tramo ya empezaba a sentirme un poco chungo, aunque todavía no sabía lo que se me iba a venir encima, pues a la altura del Sopalmo me calló en lo alto una pájara que me hizo pasar un mal rato. Al final a duras penas conseguí terminar de subir la última cuesta antes del pueblo, y acabar la ruta con unos buenos ochenta y ocho kilómetros.
Una pena este final, ya que si no hubiera sido por la pájara me lo abría pasado mucho mejor como es lo habitual en otras rutas, pero ya saben como son las cosas, no siempre es tu día y todo ciclista sabe que si no una “pájara”, “el tío del mazo” te puede estar esperando en cualquier recodo del camino y hay que saber acomodar el ritmo y seguir adelante incluso en estas condiciones.
Un saludo y hasta pronto.
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